Terry Bisson
Advertencia:
No
encontré una traducción que me gustara de este celebérrimo cuento de ciencia
ficción, y me largué a improvisar una. Se basa en la versión que el propio
Bisson considera como la original, y que se puede ver en http://www.terrybisson.com/page6/page6.html
Dejé la expresión "Omigod" porque me pareció un sutil guiño de ateísmo en Bisson. Sé que corregiré detalles en cuanto revise esta traducción.
Dejé la expresión "Omigod" porque me pareció un sutil guiño de ateísmo en Bisson. Sé que corregiré detalles en cuanto revise esta traducción.
- Están hechos de carne.
- ¿De carne?
- Carne. Están hechos de carne.
- ¿Carne?
- No hay duda acerca de ello. Seleccionamos varios en distintas
partes del planeta, los subimos a nuestras naves y los inspeccionamos con todo
detalle. Son carne, por completo.
- Eso es imposible. ¿Cómo hay entonces señales de radio? ¿Cómo
envían mensajes a las estrellas?
- Emplean señales de radio para hablar, pero las señales no salen de
ellos. Las señales provienen de máquinas.
- Entonces, ¿quién hizo las máquinas? A ése queremos contactar.
- Ellos hicieron las máquinas. Eso es lo que estoy tratando de
decirle. La carne hizo las máquinas.
- Eso es ridículo. ¿Cómo se le ocurre que carne pueda hacer
máquinas? ¿Me pide usted que yo crea en carne consciente?
- No se lo estoy pidiendo, se lo estoy contando. Estas criaturas
son la única especie consciente en este sector, y están hechas de carne.
- Quizá son como los orfolei, sabe usted, una inteligencia basada
en carbono, que pasa por una etapa de carne.
- Nop. Nacen carne y mueren carne. Los hemos estudiado durante varios
lapsos de su vida, que duró muy poco. ¿Tiene usted alguna idea de cuál es la
duración de la vida de la carne?
- Discúlpeme entonces. OK, tal vez ellos sólo sean parcialmente
carne. Sabe usted, como los weddilei. Una cabeza de carne con un cerebro de
plasma electrónico adentro.
- Nop. Pensamos en eso, dado que tienen cabezas de carne, como los
weddilei. Pero ya se lo dije y se lo repetí, los inspeccionamos con todo
detalle. Son carne por todo lado.
- ¿Sin cerebro?
- Bueno, sí tienen de hecho un cerebro. ¡Es sólo que el cerebro
también está hecho de carne! Eso es lo que he estado tratando de decirle.
- ¿Y entonces: ¿qué es lo que produce el pensamiento?
- ¿Usted no está entendiendo, o no quiere entender? Se rehúsa a
lidiar con lo que le digo y le repito. El cerebro es lo que produce
pensamiento, la carne.
- ¡Carne pensante! ¿Me pide que crea que hay carne pensante?
- ¡Sí, carne pensante! Carne consciente. Carne enamorada. Carne
soñadora. La carne es toda la cuestión. ¿Está por fin formándose el cuadro, o
me hará comenzar todo de nuevo?
- Omigod. Usted habla entonces en serio. Están hechos de carne.
- Gracias, finalmente. Sí, están de hecho formados de pura carne.
Y han estado tratando de contactarnos por casi un centenar de sus años.
- Omigod. ¿Y qué tendrá entonces esa carne en mente?
- Primero, quiere hablar con nosotros. Luego, supongo que querrán
explorar el Universo, contactar otras especies conscientes, intercambiar ideas
e información. Lo usual.
- Se supone que deberemos hablar con carne.
- Esa es la idea. Este es el mensaje que han estado enviando por
radio. “Hola, ¿hay alguien ahí afuera? ¿Hay alguien en casa? Ese tipo de cosas.
- O sea, ellos en efecto hablan.
- Sí, excepto que lo hacen con carne.
- Me parece que usted me dijo que usan radio.
- Sí, usan radio, ¿pero qué se imagina que hay en el radio?
¡Sonidos de carne! ¿Se ha fijado que cuando uno golpea o sacude la carne, ésta
hace un ruido? Ellos se hablan el uno al otro golpeando y sacudiendo su propia
carne. Incluso pueden cantar, haciendo pasar un chorrito de aire a través de su
propia carne.
- Omigod, carne que canta. Ya eso es demasiado. ¿Entonces qué me
aconseja que hagamos?
- ¿Oficial, o extraoficialmente?
- Ambos.
- Oficialmente, se nos ha pedido que contactemos, demos la
bienvenida y registremos todas y cada una de las razas conscientes o entidades
múltiples en este cuadrante el universo, sin prejuicio, miedo o favor. Extraoficialmente,
aconsejo que borremos todos los registros y que nos olvidemos de todo el
asunto.
- Estaba esperando que usted dijera eso.
- Parece muy áspero, pero todo tiene un límite. ¿Queremos
realmente hacer contacto con carne?
- Estoy de acuerdo ciento por ciento. ¿Qué podemos decir? “Hola,
carne, ¿cómo les va?” ¿Cree usted que eso funcionaría? ¿Con cuántos planetas
estamos tratando aquí?
- Sólo uno. Pueden viajar a otros planetas en contenedores
especiales de carne, pero no pueden vivir en ellos. Y, siendo carne, sólo
pueden viajar por el espacio C, lo cual los limita a la velocidad de la luz y
les vuelve ínfima la posibilidad de hacer contacto. Infinitesimal, de hecho.
- Finjamos entonces que no hay nadie en el Universo.
- Eso, claro.
- Cruel. Pero usted mismo lo dijo, ¿quién quiere encontrarse con
carne? ¿Y los que han estado a bordo en nuestras naves, los que usted
inspeccionó? ¿Está seguro de que no recordarán nada?
- Los van a creer chiflados si lo hacen. Entramos en sus cabezas y
apaciguamos su carne, de modo que ahora crean que nosotros sólo fuimos un sueño.
- ¡Un sueño de carne! Qué extrañamente apropiado: que nosotros nos
debamos convertir en el sueño de un poco de carne.
- Y marcamos todo el sector como desocupado.
- Excelente. De acuerdo, oficial y extraoficialmente. Caso
cerrado. ¿Tiene otros más? ¿Alguien que resulte interesante en este lado de la
galaxia?
- Sí, una inteligencia grupal muy tímida pero dulce, con núcleo de
hidrógeno, en una estrella de clase nueve en la zona G445. Estuvo en contacto
dos rotaciones galácticas atrás, y quieren ser amistosos de nuevo.
- Siempre regresan.
- ¿Y por qué no? Imagínese cuán insoportable, cuán
inexplicablemente frío sería el Universo si uno estuviera solo…
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