Había dos enormes jacarandas en el patio de mi niñez. Había un árbol de peragua, tres de mango, diez de níspero, como cuatro de guayaba o de cas. Con los brazos abiertos yo abarcaba apenas un cuadrante del tronco del primer jacaranda. En la niñez todo es enorme, en la madurez más aún. En la niñez porque uno es pequeño, en la madurez porque ni modo, todo es enorme.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Tienen "La vorágine"?

Alguien publicó en “Literofilia” una mención a La vorágine, la célebre novela de José Eustasio Rivera. Si bien fue publicada en 1924 o 25 (según indica la Wikipedia), no ha perdido su vigencia; más aun, parece recobrarla con la crisis social y política colombiana de hoy día.

Fui, en esos días, a Cinépolis en Terramall, supongo que movido por “El regreso”, que será objeto de otra anotación en este blog. Mi copia de esa novela (la habré leído en secundaria) ha mucho desapareció, y por dar tiempo a la película entré a la Librería Internacional. Sucedió este diálogo, aunque Ripley no lo crea:

- Buenas…

- Sí señor, ¿en qué podemos servirle?

- ¿“La vorágine”, tienen “La vorágine”?

- ¿Es un libro?

- Sí, una novela, ya clásica. Es de José Eustasio Rivera, colombiano.

- Déjeme ver… -, dijo el solícito empleado de la librería, yendo hasta la computadora a consultar. Digitó y digitó, con el índice y a veces con el corazón.

- Mmm… no -, musitó al cabo-, no la tenemos.

Me asomé a la pantalla, y rápidamente localicé el cuadrito de búsqueda. Decía “laboragi”

- No, disculpe -, intervine -, no es así, es “La vorágine”, con v de vaca. “lavorag…”, digitó.

- No, dos palabras.

- Ah… -, y digitó “La voragini”

- Vorágine.

Digitó “La voragine”.

- Vorá…

- ¿Cómo?

- Vorá… tildado en la a, es esdrújula.

- Ay, señor, qué difícil.

Al cabo pudo por fin escribir “la vorágine”, así, sin la mayúscula. Presionó “Enter”, sudoroso, y “el sistema” dio el veredicto previsto: el libro no estaba, ni siquiera existía en el catálogo de la augusta cadena donde algunos libros se venden en modalidad de queso burguesa.

4 comentarios:

  1. Da pena por el sistema escolar costarricense. No me extraña en absoluto de esa tienda de libros de fotos, dibujos y bolsas de papel decoradas que algunos llaman librería.

    ResponderEliminar
  2. Bueno, yo pienso que Librería Internacional es una librería. Lo que sería deseable es que en esta, y en las otras, se planteara una dinámica de "consumo" que pudiera variar, innovar o atreverse a hacer cosas nuevas. No me extraña que un dependiente de la tienda desconozca sobre libros y ahí si que la LI debería meter mano. Lo contrario me pasó en Universal una vez. Me encontré con un muchacho que sabía tanto de libros que me dejó pasmada. Le sugerí que iniciara un blog. No sé si lo habrá hecho.

    ResponderEliminar
  3. Vaya preguntando por un Paulo Coelho y la respuesta sera diferente. Esta historia es repetitiva en la mayoria de estos lugares. Da verguenza saber que este tipo de situaciones se ven a diario. Es lamentable que una de las "liberias" mas conocidas no tenga un libro tan significativo como La Vorágine.

    ResponderEliminar
  4. O como diría James Clerk Maxwell, "se le complicó al muchacho, o es un 'cómplice' de 'el secreto'!".... Ahora bien, de "el secreto" o de "El Secreto"? ;-)

    ResponderEliminar